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Deja Vú de Violencia en Latinoamérica

  • Adrián Gómez Hindle
  • 17 ene 2024
  • 2 Min. de lectura

La violencia en México durante 2008 marcó un hito desafortunado en la historia del país, especialmente debido a la escalada de conflictos relacionados con el narcotráfico. Hoy, en 2023, al observar la situación en Latinoamérica, es inevitable notar similitudes inquietantes con aquel período, específicamente en los últimos días en lugares como Ecuador, donde la fuga del jefe narcotraficante “Fito” Macias ha desatado una ola de violencia en aquel país.


Seguramente ya han visto en noticieros o redes sociales como el crimen organizado ha irrumpido en un estudio de televisión e intentó secuestrar alumnos de la universidad de Guayaquil, algo que nos hace preguntarnos como es que ha llegado tan lejos el poder de grupos delictivos en la región.


La debilidad institucional y la corrupción han sido factores comunes en ambas épocas. La falta de una respuesta gubernamental efectiva ha permitido que las organizaciones criminales prosperen, afectando negativamente la seguridad y el bienestar de la población. Es imperativo abordar estas cuestiones estructurales para romper el ciclo de violencia que afecta a la región.


Otro aspecto preocupante es la afectación desproporcionada de comunidades vulnerables. Tanto en 2008 como en el presente, son los ciudadanos comunes quienes enfrentan las consecuencias más graves de la violencia, con un impacto directo en su calidad de vida y desarrollo de las mismas comunidades.


El Salvador, bajo la presidencia de Nayib Bukele, ha adoptado un enfoque diferente. La estrategia de Bukele, conocida como el "Plan Control Territorial," ha buscado abordar directamente las causas estructurales de la violencia. Desde su implementación en 2019, el país ha experimentado una disminución significativa en las tasas de homicidios, que han caído de alrededor de 51 por cada 100,000 habitantes a menos de 20 en 2022. Al compararlo con la realidad actual en países latinoamericanos, donde las cifras de homicidios superan las 15,000 muertes en algunos casos, se evidencia una lamentable persistencia de la violencia.


Aunque la estrategia de Bukele ha cosechado elogios por sus resultados en la reducción de la violencia, también ha generado preocupaciones sobre el respeto a los derechos humanos y el papel de las fuerzas de seguridad. Es un recordatorio de que, aunque las soluciones pueden variar, la necesidad de abordar las causas subyacentes de la violencia sigue siendo fundamental.


Es crucial aprender de la experiencia pasada y reconsiderar las estrategias implementadas. La cooperación regional y la implementación de medidas integrales son esenciales para abordar esta problemática de manera efectiva. Las inversiones en fortalecimiento institucional, programas de prevención del delito y atención a las causas subyacentes de la violencia son pasos fundamentales hacia una solución sostenible.


La situación actual nos insta a aprender de los enfoques exitosos y problemáticos en la región. La cooperación regional, la transparencia en la implementación de políticas y el compromiso continuo con medidas integrales son elementos clave para construir un futuro más seguro y próspero en Latinoamérica.



Adrían Gómez Hindle

Licenciado en Relaciones Internacionales por el Tecnológico de Monterrey


Hombres y mujeres protestando en las calles

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